¿Qué hace que una persona sea un filósofo?

Antes de nada puntualizar que en la pregunta también están incluidas las filósofas que, aunque a lo largo de la historia han sido más escasas , han emergido muchas y excelentes. Debido al machismo que sobrevive en el idioma castellano se acaba terminando por limitar la expresión a un género que intenta asumir a ambos y que es el que deficientemente se mantiene en este titular.
Este tema he querido formularlo como pregunta, y no como afirmación, porque es necesario dejar siempre un interrogante así abierto a más respuestas. Igual que no hay un único tipo de persona no hay un único tipo de filósofo y por lo tanto es complicado encontrar una única respuesta que se pueda elevar a universal, aunque se puede intentar ver algún tipo de conexión habitual. Digamos que se podría estar satisfecho si son todos los que están aunque no lleguen a estar todos los que son.
También me gustaría recordar que esta pregunta abierta remite también a otra pregunta abierta, ¿qué es la filosofía? Por necesidad de espacio habrá que asumir que tenemos una mínima noción de lo que significa esta disciplina y que se buscará comprender lo que significa ser filósofo de una forma más extensa que simplemente diciendo que es “el que hace filosofía”.
Lo central de un filósofo es el ser una persona violentada por una idea. Si nos paramos a observar detenidamente detrás de cada filósofo puede encontrarse casi exclusivamente un pensamiento único que se extiende en múltiples ramificaciones. Para Platón, las formas; para Tomás de Aquino, Dios; para Schopenhauer, la voluntad…. Separando sutilmente el sistema de cada pensador podríamos ir encontrando con mayor o menor claridad esta idea única subyacente a la mayoría de ellos. Sin embargo este asedio al que se ve sometido el filósofo por una idea y que es lo que le presiona para que ésta salga a la luz, como Nietzsche supo tan bien describir, no tiene por qué ser el único motivo aunque sí uno de los fundamentales. No olvidemos que, ya desde Tales, todos los filósofos se forman en base a su maestro o, si es necesario, contra el pensamiento que le precede. Aunque todo resulta siendo algún tipo de influencia, en realidad, el pensamiento que le llega al filósofo procedente de los demás es una excusa para construir el suyo propio. Digamos que, en parte, funciona como esas imágenes que se proporcionan en los test psicológicos que sin tener significado en sí, sirven para que el que realiza el test tenga un sustento sobre el que mostrar lo que realmente se encuentra en su interior.
También hay que encontrar en el mismo pensamiento una fuente de “inspiración”. De la misma forma que la música puede servir de inspiración para crear más música, estar en contacto (preferiblemente de forma temprana) con la filosofía en ocasiones puede servir de trampolín para seguir practicándola por iniciativa propia en el futuro. Sin embargo, con este único sustento, se suele notar la carencia de una idea que asedie al pensador y fácilmente la persona que está polarizada de esta forma termina siendo un estudioso que construye su pensamiento a base de hacer su propia comprensión del que han elaborado los demás.
Naturalmente los extremos sirven únicamente como referente porque no sería de esperar que existiese alguien polarizado únicamente en construir su pensamiento sin ninguna influencia o teniendo únicamente como eje el pensamiento de los demás. Simplemente cada pensador se posiciona en una franja de estos extremos.

2 comentarios:

Naima dijo...

Hay una frase precisamente de Schopenhauer que dice algo así como que la conciencia de la muerte es lo que inspira al filósofo. Por eso creo que, aunque la idea clave de su filosofía fuese,, por ejemplo, la Voluntad, la idea que le acosó, como tú muy bien lo expresas, a él y quizá a buena parte de los filósofos sea la del absurdo del sufrimiento y de una vida sentenciada a muerte desde el principio.
Por otro lado, es verdad que el contacto temprano con la filosofía es una condición que, si no suficiente, sí podría ser casi necesaria para luego ser filósofo. Ello explica por qué ese afán en todo el mundo occidental actual por eliminar la filosofía de la educación obligatoria. Los verdaderos filósofos son incómodos a los totalitarismos.

Saludos

rif dijo...

Lo de la educación es de "película". El sistema necesita gente suficientemente atontada como para ser manipulable por los intereses económicos (y no digo políticos porque muchas veces terminan siendo lo mismo). Habría un cataclismo que colapsaría todo si de pronto todo el mundo se pusiese a reflexionar el por qué hace lo que hace. Quizás sea necesario algo así. A veces, cuando algo está demasiado torcido, lo mejor es derribarlo para comenzar desde cero.

Lo que comentas de Schopenhauer es muy interesante. Precisamente por eso me parece ineludible la cuestión del problema del mal. En la muerte se representa su dimensión metafísica.

Un saludo.

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