La sensibilidad de la razón

Aunque tiende a estar unánimemente valorada la capacidad para comprender la realidad, frecuentemente la valoración y el medio para comprenderla es el equivocado. Habría que partir de una primera distinción, la que diferencia la inteligencia de la razón.
El uso generalizado que se le da a la inteligencia es el de la capacidad de resolución a un problema de adaptación dado. Buena parte de los test para medir el coeficiente intelectual lo representan bien. Por otro lado tenemos a la razón, que no procede necesariamente de una forma lógico-deductiva, sino que busca llegar a la raíz de su objeto de estudio de una forma global porque precisamente ese objeto de estudio no se puede comprender de otra manera. Un caso que ilustra esta diferencia se da cuando pretendemos entender las relaciones humanas porque con el primer esquema sin duda fracasaremos, será necesario el segundo.
Este uso de la inteligencia ofrece la particularidad de que puede ser mesurable y además su aplicación práctica hace que sea rápidamente “rentable”, con lo que fácilmente se presenta atractivo a primera vista. Pensemos en que, por ejemplo, muchos de los avances tecnológicos se fundamentan desde aquí. Entonces puede parecer que a mayor inteligencia mayor capacidad de avance técnico y por lo tanto mayores comodidades y mayores posibilidades de extensión del dominio material del ser humano sobre su entorno.
Es cierto que la inteligencia, en cuanto a la capacidad de adaptación para resolver los problemas que se nos presentan, es algo necesario para el ser humano, pero también es verdad que los márgenes en los que se debe de usar la inteligencia están extendidos en exceso y a estas alturas han invadido los dominios que le incumbirían a la razón. Un caso, otras veces mencionado, que representa claramente lo improcedente del uso de la inteligencia fuera de su correcto campo de acción es el de un paranoico. Un paranoico puede ser una persona muy inteligente que, sin embargo, llega a conclusiones absurdas (aunque perfectamente lógicas) porque carece o tiene trastornada su capacidad de razón y ésta ha sido reemplazada por una simple deducción. Precisamente expresiones vitales humanas como el budismo zen procuran hacer lo contrario, desligarse de este uso de la inteligencia para que lo que significa este concepto de razón pueda recuperar su espacio predominante dentro de nosotros y ello nos acerque lo más posible a la verdad.
Partiendo de la base de que la razón es expresión de una capacidad humana, en mi opinión, la razón se forma principalmente desde la sensibilidad, seguramente de una manera análoga a como se forma habitualmente la sensibilidad artística. Podría decirse que la razón, en cuanto se desarrolla desde este aspecto, tiene capacidad para buscar lo que necesita encontrar.
Si la existencia es algo absurdo en infinitas dimensiones el contacto con una de estas facetas hace que se suscite una inquietud en el ser humano. Esta inquietud mediante su desarrollo (en este caso por medio de la razón) tiene como meta el deseo creado desde el interrogante fundamental. Podemos ver claramente esto si buscamos el origen del pensamiento de la mayoría (y casi me atrevería a decir de la totalidad) de los filósofos. Detrás de la creación de toda la obra de un filósofo podemos indagar hasta encontrar una y sólo una idea que es el motor y eje que vertebra todo su sistema. Para Platón era la forma ideal, para Tomás de Aquino era Dios y para Berkeley fue la visión. Heidegger lo resume acertadamente en "La experiencia del pensamiento" (Q3) mediante esta frase: "Pensar es limitarse a un único pensamiento, que un día permanecerá como una estrella en el firmamento del mundo.". Si eres un filósofo es porque una pregunta existencial ha “atentado” contra ti.
Aunque he incidido en los filósofos, obviamente la razón no se queda en este campo. La ciencia, que aunque necesita la inteligencia para su desarrollo y puede parecer que la utiliza como máxima, carecería de dirección si no estuviese guiada por la razón. Por buscar un caso conocido podríamos fijarnos en Einstein, que precisamente descubrió lo que esperaba encontrar. Esto era algo que seguramente llevaba gestando en todos esos años de infancia en los que pasaba por ser alumno con “retraso” y en los que realmente estaba asimilando el problema que terminaría dominando su vida y al que buscaría solución dentro del ámbito científico.
No olvidemos que realmente porque se encuentra sólo lo que se busca porque esto que se busca es hijo de nuestro deseo. Me atrevería a calificar que lo que se nos aparece de otra forma no es nada más que una serie de “hallazgos”, a veces relevantes y muchas otras veces no tanto, porque su encuentro pertenece más a la casualidad que a la necesidad.
Comprender esta idea principal que guía a cada uno es comprendernos a nosotros mismos y por ende comprender al ser humano. Ella nos recuerda nuestra identidad y nos señala el camino que debemos de seguir.

2 comentarios:

Carlos Suchowolski dijo...

Sin duda vamos buceando por las mismas aguas... Descubro coincidencias, aunque tal vez poir eso de que "se encuentra lo que se busca...", je... También hay matices que me gustaría confrontar, como el uso de "casualidad" como opuesta a "necesidad" y la que yo llamaría "conseción" a la concepción por antonomasia que se da la Ciencia (una concepción "necesariamente" racionalista) de que "se guía" (cuando lo haría "bien") "por la razón", con lo que se estaría aceptando su propia autolegitimación referida a una Razón Universal y Absoluta que la Ciencia tendería a Hallar.
Por fin, creo uqe la coincidencia con el último párrafo de tu post es total, creo... creo... je...
Un saludo.

Ricardo dijo...

Hola Carlos:

Yo también creo que tenemos varios temas importantes en común.

Pienso que, aunque la ciencia se circunscribe únicamente a un estrecho margen de conocimiento, éste acaba siendo suficiente como para que se avance "a tumbos". Simplemente se prueban cosas y únicamente con suerte es posible llegar a alcanzar lo que hay prefijado en un principio. Mientras tanto se va aprovechando para "captar" lo que se va encontrando en el camino. Evidentemente esto dista mucho de la imagen de disciplina ordenada que pretende dar.

Precisamente desde la perspectiva cientifista es común esta maximización de la propia ciencia que, como dices, pretende autolegitimarse (ya sea de forma más o menos encubierta).

Creo que tengo una idea de a qué te refieres con "conseción" pero sería interesante si pudieses desarrollarla algo más.

Saludos

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