La muerte es un problema necesario

Nuestra finitud nos obliga a plantearnos preguntas que derivan de este factor clave para comprender la condición humana, porque morir, desaparecer, saltar a la nada, es algo inasumible para el ser humano. Por ello en la muerte se concreta por excelencia el problema metafísico del mal. Si habitualmente los problemas desaparecen cuando no existen, en el caso de que la muerte no existiese, es decir que fuésemos inmortales, nos encontraríamos con dificultades distintas pero eso tampoco nos liberaría de nuestros problemas vitales.
Sabemos que somos “hijos de nuestro tiempo”, y con esto me refiero a que nacemos y crecemos en unas circunstancias determinadas e irrepetibles. De esta manera el pensamiento griego fue fruto de la sociedad del momento y, aunque su valía lo hace ser universal para el resto de la humanidad, sería imposible que hubiese crecido en otras circunstancias. Imaginemos que Platón se hubiese hecho inmortal de alguna manera a base de detener el envejecimiento de su cuerpo. ¿Cómo podría hallarse a sí mismo si viviese en la época actual? ¿Cómo podría justificar su pensamiento sin la existencia de la muerte? Por este motivo deberíamos de pensar que desde una perspectiva histórica a cada persona le llega su momento de morir ya que las circunstancias en las que se ha desarrollado han ido cambiando y debe de crecer una nueva generación que sea fruto del nuevo contexto. Además, si observamos la producción artística o intelectual, la personalidad humana, o un sinfín de factores por el estilo, veremos que, aunque nuestro carácter humano nos hace ser un pozo sin fondo a la hora de terminar de conocernos del todo, en realidad, todos tenemos unas ideas básicas que son las que rigen nuestras vidas. Creo que hasta sería obsceno que alguien siguiese produciendo más de “lo mismo” continuamente. De nuevo la idea de la renovación se impone.
Sobre “Saraband”, la última película de Bergman, el director comentaba que es horrible que los padres no terminen de morir nunca. Si siendo niños necesitamos a unos padres como referencia, siendo adultos buscamos dirigirnos por nosotros mismos y aunque eso pueda coexistir con la existencia física de nuestros progenitores siempre hay un matiz en el que no terminamos de ser adultos, porque nuestros padres al existir, en su propia condición de padres, siempre tendrán una posición sobre nosotros de autoridad que nos negará una parte de la nuestra. Es decir, si un padre guía a su hijo en la vida el hijo nunca se guiará completamente por sí mismo mientras exista una figura activa del padre que, por su condición paterna, siempre tendrá una autoridad sobre él y consiguientemente limitará en alguna medida la del hijo. Entiéndaseme bien, es un aspecto de una circunstancia que lógicamente no es imprescindible. Es decir, se puede ser una persona madura y coexistir con el padre, simplemente tiene unas connotaciones distintas que si no fuese el caso.
Por otra parte, ¿qué ocurriría con Dios? Aunque en la historia del pensamiento Dios ya ha sido “asesinado” no hay que olvidar que sigue siendo una de las ideas más recurrentes (sino la que más) de la humanidad. Sin la muerte en el horizonte Dios desaparecería de nuestro futuro inminente. Si decidiésemos tratar sobre él casi podríamos tutearle. Es verdad que él podría haber sido el origen de la existencia pero mientras que el ser humano no muera puede osar colocarse a su lado. Puede comer tranquilamente del árbol de la ciencia del bien y del mal para conseguir su propia emancipación. Y no sólo podría, sino que debería.
Por otro lado morir supone un estímulo fundamental para la dimensión humana ¿Para qué darnos prisa en hacer lo que nos puede realizar como personas si el reloj de arena de la muerte no cuenta en nuestra contra? Si podemos escribir el libro que nos gustaría escribir dentro de quinientos años ¿para qué dejar de vivir en la indolencia? Nos convertiríamos entonces en anti-hombres, aparentando ser seres humanos normales aunque en realidad estando más cerca del estado vegetativo.
Reconozco que estas palabras tienen un claro, aunque no premeditado, tono estoico pero igual que en los evangelios está escrito que “la verdad os hará libres” también comprender nuestra situación humana dentro de su contexto nos puede ayudar a llevar una vida más íntegra.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Creo que no he planteado suficientemente el caso de que llegásemos a ser inmortales en vida. Más que nada porque no había considerado que nos llegásemos a adaptar de una forma consistente. No sabría decir si llegaríamos a desarrollar algún tipo de mecanismo evolutivo que nos impidiese caer en el tedio más absoluto. Quizás esta parte sirva para ver un cierto tono de conformismo del texto.

Lo del suicidio como "seguro de muerte" me ha recordado a Cioran. Para él saber que siempre tenía disponible el suicidio era algo fundamental que le permitía seguir viviendo. Si vivir se hace penoso ya ni hablemos si hay que vivir eternamente. Sería un suplicio interminable, el infierno en vida.

La pregunta por Dios, aunque deriva al mismo lugar, tiene varios orígenes. Uno de ellos es precisamente la existencia de injusticias o el hecho del sufrimiento. Desde aquí poco cambiarían las cosas y si cambiasen, visto lo anterior, fácilmente serían para peor. Pero otra de la vías de llegada a la pregunta es lo inevitable de la muerte. Creo que si fuese posible evitarla desde este ángulo la necesidad de Dios quedaría mitigada. Aunque existen más preguntas que dirigen hacia Dios quizás haciendo un balance global el resultado no lo haría tan imprescindible (si es que puede haber grados de "prescindible" en este tema).

Saludos

Ricardo dijo...

Acabo de ver un artículo que viene a decir algo parejo a lo que yo expresaba, pero visto desde una perspectiva científica. Lo reproduzco:

El morir tiene sus ventajas plantean científicos
Organización Editorial Mexicana
30 de diciembre de 2010

Ciudad de México.- Al igual que este año llegará a su fin en unas horas, las células, órganos e incluso todos los organismos vivos están programados para morir en un cierto tiempo, proceso que se le conoce como apoptosis, y aunque en lo individual puede representar problemas y sufrimiento, como especie la muerte implica ventajas y forma parte de la evolución de los seres, tema de estudio del científico Marcelino Cereijido Mattioli.

Para el experto en fisiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), si no hubiera muerte, no habría evolución y no se habría llegado jamás a generar la especie Homo Sapiens, es decir, no estaríamos aquí para contarlo.

A través de la muerte celular programada, explica, nuestro organismo va desechando estructuras que ya no usa. Por ejemplo, hay circuitos neuronales que funcionan durante la vida fetal, pero no se requieren después del parto: pues el organismo los desensambla y elimina.

Asimismo, hay un momento durante la vida fetal en que nuestras manos tienen los dedos pegados, posteriormente el organismo elimina esa membrana interdigital, que de no hacerlo, pareceríamos patos. También tenemos la glándula timo hasta los 4 o 5 años de edad, pero después ya no la necesitamos y desaparece.

Por supuesto, también existe la necrosis, es decir, una muerte no programada, por ejemplo, cuando nos damos un martillazo en un dedo, o nos quemamos con un cigarro, las células afectadas se van a morir, pero es algo que no estaba contemplado.

Cereijido Mattioli añadió que la muerte de los genes es un proceso natural y necesario en el que se activan varios mecanismos: cuando el organismo le ordena a una célula que se suicide, ésta pone en juego un repertorio genético para hacerse de las herramientas moleculares necesarias.

Por ejemplo, sintetiza y envía a la membrana canales por donde penetra el calcio, el cual tiene una carga eléctrica muy fuerte que se adhiere a las enzimas, desplazando para ello a otros iones que estaban dispersos y permitían a las enzimas funcionar adecuadamente. Lo que hace el calcio es activar ciertas enzimas que estaban inoperantes, las cuales alteran el ADN y a otras proteínas.

El también autor del libro "La muerte y sus ventajas", acotó que morir es sumamente ventajoso, porque los organismos que desaparecen van dejando su lugar y recursos para que vivan y se prueben nuevas generaciones, que podrían tener ventajas sobre los que se mueren. La acumulación de estas ventajas (o desventajas) a través de millones de año hace que las especies evolucionen.

El doctor en ciencias médicas hizo hincapié en que un paso importante para la ciencia moderna sería lograr despertar y controlar aquellas células que se quedaron "dormidas" y no cumplieron su función.

Por otra parte, también planteó el problema que surge cuando las células han cumplido su función, pero se niegan a morir, lo que confiere una desventaja al organismo.

Es aquí, precisó, cuando surge un descontrol, ya que no cumplen con la orden de suicidarse en tiempo, provocando una proliferación en el organismo de células dañadas. Muestra de ello son algunos tipos de cánceres o tumores que aparecen en la vejez.

El investigador Emérito del Cinvestav refirió que ahí radica la importancia de estudiar la muerte desde el punto de vista científico, la cual se identifica como uno de los fenómenos biológicos más universales.

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